Robo de servicios

Los delitos de este tipo generalmente se procesan como hurto, y pueden ser un delito menor o un delito mayor, según el valor de los servicios obtenidos ilegalmente. Esta categoría abarca una amplia variedad de actividades delictivas, incluida la manipulación (o el desvío) de un medidor de servicios públicos para que el nivel real de consumo sea menor, la salida de un hotel o restaurante o establecimiento similar sin pagar por el servicio y el «salto de torniquete» u otros métodos para evadir el pago de una tarifa o tarifa cuando se utiliza un vehículo de transporte público o se ingresa a una instalación privada que normalmente requiere pago (por ejemplo, saltar por encima de la valla en una feria o un concierto en el país). El robo de servicios también ocurre en la industria del taxi, cuando un pasajero en un taxi huye del taxi para evitar pagar la tarifa.

El robo de este tipo no debe confundirse con un rechazo razonable, cuando, por ejemplo, un cliente no paga porque los servicios prestados no son los anunciados o porque los servicios no cumplen con estándares razonables de calidad. Por ejemplo, si un techador instala un techo nuevo, pero el techo tiene fugas, es posible que el cliente pueda retener el pago hasta que se haya reparado la fuga. La retención del pago sin razón se consideraría robo.

Estas leyes también se han aplicado en ocasiones en el ámbito de la atención de la salud, cuando los hospitales u otros proveedores de atención de la salud han presentado cargos penales contra pacientes indigentes y sin seguro que no podían pagar su tratamiento. Este escenario ha provocado intensas críticas, y es un tema clave en el llamado a una revisión importante del sistema de atención médica en los Estados Unidos.

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