Unión General de Trabajadores

La UGT fue fundada el 12 de agosto de 1888 por Pablo Iglesias Posse en Mataró (Barcelona), con el socialismo marxista como base ideológica, a pesar de su estatus apolítico estatutario. Hasta su decimonoveno Congreso en 1920, no consideraba la lucha de clases como un principio básico de la acción sindical. Ser miembro de la UGT implica estar afiliado al PSOE y viceversa.

Durante la Primera Guerra Mundial, la UGT siguió una línea táctica de estrecha relación y unidad de acción con la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). La UGT creció rápidamente después de 1917, y en 1920 tenía 200.000 miembros. Esta era llegó a un fin repentino con el advenimiento de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, quien dio el monopolio legal de la organización sindical a su propio sindicato patrocinado por el gobierno. Mientras que la CNT optó por una confrontación radical con el régimen y fue prohibida por esta razón, la UGT, aunque en desacuerdo con la dictadura, adoptó una actitud de colaboración para continuar operando legalmente. La UGT creció de 277.011 en diciembre de 1930, a 958.451 en diciembre de 1931, a 1.041.539 en junio de 1932. Gran parte de este crecimiento se produjo en su Federación Nacional de Trabajadores de la Tierra (FNTT), que creció de 36.639 en junio de 1930 a 392.953 en junio de 1932, elevando la proporción de trabajadores de la tierra en la UGT del 13 al 37 por ciento. La afluencia de estos trabajadores (jornaleros) provocó la radicalización del sindicato, y el sangriento estallido de la Guerra Civil Española profundizó las fisuras internas que dieron lugar a la salida de Largo Caballero del cargo de secretario general de la UGT en 1937.

El general Francisco Franco confinó a la UGT al exilio y la clandestinidad después de su victoria en la Guerra Civil Española hasta su muerte en 1975. El Sindicato surgió del secreto durante la transición democrática después de la muerte de Franco, al igual que las Comisiones Obreras comunistas (CCOO). La UGT y CCOO, entre ellas, constituyen las principales vías para la representación de los trabajadores en la España de hoy, con la Confederación General del Trabajo (CGT) anarcosindicalista en un lejano tercer lugar.

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