Cómo responden las mitocondrias al ejercicio, dieta alta en grasas

Ehrlicher y sus colegas «enfatizaron» las mitocondrias de los ratones transgénicos haciendo que los animales se ejerciten en una cinta de correr. Las alteraciones genéticas alteraron su vía de autofagia inducida por el ejercicio.

Los roedores fueron sacrificados 36 horas después de su última sesión de ejercicio y 4 horas después de su última comida, y los investigadores examinaron las mitocondrias en las células musculares de los roedores.

Lo que el equipo encontró fue que a pesar de la modificación genética y el estrés añadido del ejercicio, la función mitocondrial de los músculos de los ratones se mantuvo intacta.

Como siguiente paso, Ehrlicher y sus colegas alimentaron a los ratones con una dieta alta en grasas además del régimen de ejercicio para estresar aún más las mitocondrias.

De nuevo, las mitocondrias de los ratones mostraron signos de salud intacta y adaptación, incluso con la vía de autofagia bloqueada. Esto, explica el autor principal del estudio, sugiere que las mitocondrias tienen formas alternativas de estimular el reciclaje y limitar el daño.

Matt Robinson, investigador del mismo departamento que Ehrlicher y el último y correspondiente autor del estudio, informa sobre los resultados.

Dice: «a estos animales se les dio una dieta alta en grasas, mejoraron quemando esas grasas. Si se les daba solo el ejercicio, podían hacer más mitocondrias, lo cual es bueno desde la perspectiva del ejercicio. Y esas adaptaciones parecen ser muy específicas.»

Los autores agregan que los hallazgos aclaran más sobre cómo funcionan las mitocondrias y qué las mantiene saludables.

El estudio «ayuda a sentar algunas bases futuras sobre cómo podemos optimizar la salud (muscular y mitocondrial) para promover su salud con enfermedades como la obesidad, la diabetes e incluso algunas implicaciones con el envejecimiento, condiciones que sabemos que han comprometido las mitocondrias», dice Robinson.

El ejercicio puede ser una de esas formas de optimizar la salud mitocondrial y metabólica. «Incluso sin cambios de peso, el ejercicio tiene esta increíble capacidad de mejorar la salud metabólica», dice Ehrlicher.

Los ratones obesos no parecen tener una disfunción obvia en sus mitocondrias, y los músculos simplemente parecen responder y adaptarse bien al nuevo estrés, ya sea ejercicio o una dieta alta en grasas.

Esto sugiere que los seres humanos con obesidad pueden beneficiarse potencialmente del ejercicio, de manera similar. En el futuro, los científicos esperan utilizar participantes humanos para replicar sus hallazgos.

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